2 de nov. 2011

Crónica de un crimen: la privatización de la sanidad pública vista por A. Quintà


Crónica de un crimen, con nombres y apellidos. La privatización de la sanidad pública catalana, paso a paso.

Àngels M Castells

El Diari de Girona ha publicado la pasada semana una saga de artículos firmados por Alfons Quintà que conviene leer con atención. No sólo explican lo que está sucediendo con el lamentable laminado del servicio público de salud, sino que adelanta nombres de sus responsables y los posibles intereses privados a los que sirven. A pesar de que en el blog de Dempeus se ha seguido el tema (hoy mismo se añade otra información importante de otra fuente), vale la pena recoger lo fundamental de cada uno de los artículos publicados, empezando por el del pasado martes, 25 de octubre, en el que Alfons Quintà, escribía:

La destrucción del actual modelo sanitario catalán ha sido concebida y dirigida por Josep Prat Domènech, ahora presidente del Institut Català de la Salut (ICS), según informan fuentes de la Conselleria y también de la de Economía. Políticamente, quien sigue más el tema, desde la presidencia de la Generalitat, es Germà Gordó, secretario del Govern y colaborador tan estrecho de Mas como lo fue Prenafeta de Pujol. Germà Gordó es el antiguo gerente de CDC y sigue siendo el hombre clave en la financiación del partido.

La estrategia de Prat es vender todo lo que encuentre comprador. Dado que el valor del conjunto de la sanidad catalana-o de los trozos que tengan comprador-es muy alto, será necesaria la intervención de grupos sanitarios multinacionales y de sociedades, también internacionales, de capital riesgo.

Prat es un ingeniero naval de unos 60 años, hijo de La Fatarella (Terra Alta). Efectuó parte de su carrera profesional en el Consorci Hospitalari de Catalunya, incluso bajo el Tripartit, si bien entonces el hombre fuerte de aquella organización era Josep Abelló, antiguo alcalde socialista precisamente de Reus. Hoy Abelló está marginado.

Las fuentes añaden que Prat podría estar afectado por dos incompatibilidades. Una es su continuidad al frente de las empresas municipales de Reus, incluidas las sanitarias. El pasado junio fue ratificado como director general de Innova (Grupo de Empresas (más de 20) Municipales de Reus, SL) y de EPEL Innova. Entonces ya era presidente del ICS. Dentro de las empresas sanitarias municipales reusenses figura Sagessa, de la que Prat fue el director general, de 1989 a 1998, año en que CiU lo designó director general del Servei Català de Salut, cargo del que cesó en 2003, al ganar las elecciones el Tripartit.

Prat tuvo contactos con bancos internacionales en que encontrar una salida al grave problema de la financiación del Tecnoparc de Reus. En 2009 fue designado, en representación de un banco británico, consejero de USP Hospitales (USPH), cargo del que no consta que haya dimitido, si bien alguna fuente insinúa que quizá sólo es asesor. USPH ahora es una filial de la multinacional “United Surgical Partners International”.

Eran socios mayoritarios el Barclays Bank y el Royal Bank of Scotland, que el pasado julio decidieron vender su participación que alcanzaba el 75 por ciento del capital. USPH ahora denominada USP España, con sede en Madrid, es la red de hospitales privados más grande del Estado, con 35 centros. En Barcelona adquirió la antigua clínica Dexeus, convertida en el gran “Institut Universitari USP Dexeus” y en Girona la “Clínica Oftàlmica Barcelona”, también presente en Badalona y Barcelona.

Ahora Prat mantiene conversaciones con los sindicatos en las que algunos representantes de estos creen entender que les ofrece más mantener derechos o privilegios sindicales (liberados o ser miembros de consejos poco útiles) que mantener el actual modelo sanitario catalán, lo que ellos reclaman prioritariamente. Respecto a este punto, de interés social general, los médicos y sindicatos se muestran, por ahora, inflexibles.

Artur Mas, según una fuente, “quisiera hacerse una foto con médicos” para detener el desprestigio alcanzado por CiU en este sector. En este terreno, de meras relaciones públicas, Mas contaría con la ayuda de Jaume Aubia Marimon, hoy vicepresidente del Colegio de Médicos de Barcelona, ​​militante de CDC y antiguo director general del Ministerio de Sanidad con Aznar, de 2002 a 2004 . Fue el impulsor del Marc Estatutari del Personal dels Serveis de Salut, muy criticado por los afectados. En marzo de 2007 Jaume Aubia fue “sancionado por infracciones muy graves” por el Banco de España, con ocasión de un asunto financiero.

Algunas de las muchas fuentes precisan que Prat en persona se está imponiendo, por la vía de hecho. Tiene una dura visión estratégica que el consejero Ruiz no es capaz de alcanzar, pero se somete. Todo ello tiene efecto sin que en el gobierno de la Generalitat ni CDC hayan tomado decisiones formales claras. En cuanto al Parlamento, lo ignora todo, sobre todo.

La llegada de Prat a USP Hospitales (USPH), ahora denominada USP España y con sede en Madrid, fue paralela a la del norteamericano, de madre vasca, John de Zulueta Greenebaum. Este último se formó como historiador (sic) en Estados Unidos. Vino a España en 1980, enviado por la famosa fabricante de bebidas Pepsico para ir a la empresa de patatas fritas Matutano. Pasó a ser delegado en España de una gran multinacional de bebidas. En 1991 pasó a presidir la empresa sanitaria privada Sanitas, que había sido comprada por la británica Bupa. Después, como Prat, y también de la mano de los bancos británicos mencionados, con los que USP estaba tan endeudada que no podía ni pagar los intereses, pasó a presidir USPH. Ahora también es consejero de Bankinter. (…)

El jueves, 27 de octubre, Alfons Quintà seguía explicando las opiniones de un alto cargo de una multinacional de capital riesgo, con sede en Londres y que, usando una frase hecha inglesa,dice que el ICS “is too big to be sold” (“demasiado grande para ser vendido”). Por eso quieren desmenuzarlo. La fuente habla en base a cientos de páginas de información específica sobre el sistema sanitario catalán según las cuales el presidente del ICS, Josep Prat Domènech estaba afectado por una, y posiblemente dos, grandes incompatibilidades. A pesar de ello sería la figura clave del proceso de privatización, por encima del consejero. Mostrando pocas luces, Boi Ruiz acredita, cada día más, incapacidad intelectual, irresponsabilidad moral y desprecio por el ordenamiento constitucional español y estatutario catalán.

Josep Prat ha concebido y quiere ejecutar una operación que, me dice la fuente londinense, “no tiene precedentes a nivel mundial, en particular por su desprecio de las instituciones democráticas, en primer lugar el Parlamento, y de la opinión pública” . Añade: “Es una indecencia cambiar radicalmente el sistema de asistencia sanitaria. No es lo mismo que modificar el alumbrado de una calle. Incluso este pequeño cambio, en las democracias, se somete a debate y control”.

Le expongo la vinculación, que aún perduraría, entre Prat y filial española de la USP, la multinacional “United Surgical Partners”. Le cuesta creerlo. Me dice: “No imagino que en ninguna parte del mundo democrático puede ocurrir nada parecido. En las democracias, el conflicto de intereses es investigado y, una vez acreditado, condenado”. La fuente cree que está en marcha una operación de “buyout” como la que ya afectó en el pasado en la vertiente española de USP. Consiste en que una empresa, a menudo dedicada a este fin (una “buyout firm”) compra la mayoría de otra y la reorganiza, obviamente cortando costes – en este caso la asistencia sanitaria – para hacerla rentable. Las sociedades de capital riesgo no operan igual sino que, tras reestructurar una empresa, la ponen en el mercado. Su beneficio radica en el diferencial entre su valor primitivo y su expectativa de ganancia bursátil.

La fuente me dice que el mercado de la asistencia sanitaria ha resistido la crisis mejor que otros, pero que en el presente hay muchas ofertas de venta de bienes públicos. “Esto hace – dice – que se encuentren cosas a buen precio. Por tanto, la venta de la sanidad pública catalana será, en principio, más bien mal pagado. Determinaría un cambio de funcionamiento que puede afectar la salud de los usuarios y al trabajo de los profesionales. En síntesis, en el orden social, o tan solo humano, implicaría muchas incógnitas. Si se pone en práctica sin antes elaborar un “Libro Blanco” que exponga a la opinión pública y de los parlamentos catalán y español, con los pros y los contras, es un método insólito, del que no hay ningún precedente en una democracia. Deja en muy mal lugar a Catalunya “.

A pesar de esta evidencia, la estrategia brutalmente antidemocrática consiste en querer hacer ver que aquí no pasa nada, y sigue siendo la de Mas, Gordó, Prat y Ruiz. Por tanto, la monstruosidad, anticonstitucional y antiestatutaria, según la cual la salud “no es un derecho”, “sino un bien privado” se puede imputar a los cuatro, y a toda CiU. Finalmente, anoche continuaban las negociaciones entre, por un lado, Prat y, por otro, las Juntas Clínicas y el Sindicato de Médicos de Cataluña (SMC). Prat hacía absurdas promesas respeto que los médicos lo gestionarían todo, lo que ya nadie se puede tragar.

Una fuente médica informó de que Prat había confiado en su relación personal con Patricio Martínez, antiguo dirigente del SMC. Pero este ha sido sustituido por Antonio Gallego, que tiene más apoyo de los afiliados. Si esta línea se mantiene, la privatización será muy difícil. En todo caso, el conjunto de los partidos (incluidos los militantes honestos de CiU) y una gran parte de la ciudadana, que el 20-N podrá votar, cada día percibe más la maldad antidemocrática que está asumiendo CiU. Hace un año nadie podía imaginarse que Mas y sus osaran siquiera intentar ir tan lejos, por un camino rodeado de temas (el de la cáscara incluido) y de intereses sectarios, propios de un clan irresponsable, obseso por el poder político.

Y finalmente (o por lo menos hasta ahora) y ya implicando a los partidos mayoritarios del Parlament y del Estado, en su artículo del domingo, 30 de octubre concluía:

Todos los partidos están entre confundidos y divididos ante la descarada destrucción de la sanidad pública catalana, dirigida desde la Presidencia de la Generalitat. Una de las razones del desorden es la ausencia de un análisis específico de la situación de la sanidad, así como el peso de la sanidad concertada y privada en el mundo de la financiación de los partidos. Una fuente dice: “Cuando se otorga una obra pública todo el mundo frunce el ceño. Cuando se concede un servicio, también. Es una actitud justificada. En cambio, hasta ahora la sanidad -que representa una partida presupuestaria más elevada- parecía que iba como una seda. No era así. Lo que había era una cierta conjura que afectaba a la totalidad o la mayor parte de los partidos. Ahora parece que una de las partes (CiU) quiere ser la dominante. Todo ello configura un tema inmenso “.

También es evidente la forma de obrar antidemocrática de CiU, al no exponer al Parlamento ni a la opinión pública la destrucción que está efectuando. Aún es más alucinante constatar que médicos que militan en diversos partidos -en especial en CDC- tampoco saben ni entienden qué está haciendo la Generalitat. Además, hay muchos que discrepan. Todo es tan espeso y tan cargado de cinismo político, que para encontrar una vía de aclaración hay que ir por el orden cronológico. Hagámoslo.

De entrada, Ruiz fue elegido deliberadamente por Mas para reducir el sector público en beneficio del concertado y lo privado. Aquí tenemos la ley ómnibus -modelo de norma opaca-, que permite que hospitales públicos traten pacientes privados. Se han cerrado salas de operaciones (lo que reduce las intervenciones), se han retrasado indefinidamente pruebas intermedias extremadamente vitales y, en síntesis, se han llevado a cabo todo tipo de otras maldades que tienen como única finalidad llevar a los usuarios hacia entidades privadas. Pero pagando, claro.

Esta era la política decidida inicialmente por Artur Mas y Boi Ruiz, con participación de Germà Gordó, ex gerente de CDC, y aún con grandes funciones económicas en la presidencia de la Generalitat, donde, ay, desde la llegada de Mas ha habido una significativa y preocupante centralización de la contratación pública.
Josep Prat Domènech es presidente del Instituto Catalán de la Salud (ICS) y asesor oficial de Mas en temas de salud, cargos que ha hecho compatibles, como tengo bien confirmado, con el de consejero de la filial de la multinacional sanitaria United Surgical Partners (USP) y el de director general de las empresas municipales, incluidas las sanitarias de Reus. Fue él quien propuso la venta, a trozos (porque no podía ser de otra manera, es demasiado grande) de toda la sanidad pública catalana, en el mercado internacional. Lo he escrito varias veces. Me ratifico.

Incomprensiblemente, todos aún lo callan.

O casi todos. Porque dentro de la misma CDC ya ha surgido la voz, en forma de artículo periodístico, el doctor Xavier Pomés, antiguo consejero de Sanidad por CiU. Encarna una preocupación que es profesional (“Los recortes matan”, dicen los médicos con pancartas) y también política. Si temas cruciales, hasta ahora tratados sólo por DdG, son expuestos por otros medios, el coste político por CiU será inmenso.

En privado, Ruiz habla de un estudio pedido a la consultora multinacional de gestión McKinsey, la cual expondrá una serie de vaguedades. De este modo, Ruiz quiere tapar el hecho de que, según me dicen, con mucho detalle, las fuentes informantes aludidas, Ruiz y Prat, conjuntamente, ya iniciaron hace meses las gestiones destinadas a encontrar un comprador para todo el sistema público catalán.

Esta gran operación implicará otras tomas de posición. Está dispuesto la Federación de Mutualidades de Cataluña, presidida por el socialista Rafael Suñol Trepat, persona que hizo carrera con la ayuda de Narcís Serra, pero que nunca se entendió con la consejera socialista Marina Geli. Si prevalece lo que quieren Ruiz y Mas, crecerá mucho el sector de seguros privados.

A la vez habrá infinidad de movimiento menores-pero graves para las poblaciones afectadas-respecto a centros o servicios que ahora son públicos. En este sentido, una fuente indica que un grupo cercano al ex consejero Jaime Roma -que cesó por un escándalo, a pesar de ser muy cercano a la familia Pujol- estaría interesado por el Hospital de Igualada, donde ahora es mayoritario el Servei Català de Salut.

Para acabarlo de complicar, una fuente me dice que Jordi Pujol ve con preocupación que Mas pase a ser el hombre del sector sanitario privado, hecho capital por el dominio económico en CDC. Pujol se entendió muy bien con Félix Sucarrats, predecesor de Ruiz en la Unión Catalana de Hospitales y quien eligió Ruiz como sucesor. Por ello, en los últimos días Pujol ha mantenido diversas reuniones sobre el tema. Pero no ha dicho nada públicamente. Pujol sabe que la cuestión puede explotar. De hecho, en todo el mundo ya habría implicado un descalabro institucional.