11 de març 2009
El Poder en Africa
¿Quién dirigirá Zimbabue cuando Zuma sea Presidente?
Zuma no tiene educación formal y es llevado de la mano por sus conexiones políticas forjadas durante sus aňos de guerrillero
Jacob Zuma, el obscuro Vicepresidente de Sudáfrica, en su día a cargo del Movimiento de Regeneración Moral del país, se dio a conocer repentinamente cuando su "asesor financiero", Shabir Shaik fue acusado, juzgado y condenado en el aňo 2005 a 15 aňos de prisión por fraude y soborno. Durante el juicio el nombre de Zuma apareció constantemente evidenciando que entre los dos existía una relación corrupta. Los negocios privados de Shaik se beneficiaban de su relación con Zuma y Zuma recibía pagos que le permitían financiar un tren de vida de otra manera imposible con su sueldo oficial. Este escándalo forzó a Mbeki a destituir a Zuma. Poco después la Fiscalía Nacional presentó cargos contra Zuma. Haciendo caso omiso de la Constitución, el CNA decidió forzar la dimisión de Mbeki, colocar un Presidente temporal hasta las elecciones de Abril del 2009 y elevar a Zuma a la Presidencia del CNA, es decir, heredero al trono.
Zuma no tiene educación formal y es llevado de la mano por los que lo colocaron donde está ahora: el Partido Comunista y la Confederación de Sindicatos Sudafricanos (COSATU). Durante las muchas entrevistas que ha otorgado en los últimos meses, Zuma demuestra no tener opinión propia y sigue el camino más fácil para complacer a sus interlocutores. Fue declarado "no culpable" cuando una joven, hija de un amigo suyo, le acusó de violación. Durante el juicio demostró tener poco respeto por el sexo opuesto, presumió de su machismo y de su ignorancia acerca del SIDA. Desgraciadamente, todo esto le convirtió en héroe nacional entre las masas. Su vida personal sigue ciertamente las costumbres locales. Es polígamo, se cree que tiene ocho mujeres y unos 18 hijos, pero rehúsa confirmar las cifras reales –si es que las sabe-. Su equipo de abogados ha conseguido que la fecha del juicio por corrupción tenga lugar después de las elecciones. Según nuestra Constitución, el Presidente del país no puede recabar inmunidad, pero podrá cambiar la Constitución si su partido consiguiera obtener dos tercios de los votos.
Hace escasamente unos meses, más de trescientos miembros del CNA, encabezados por uno de sus ministros, Terror Lekota, y por Shilowa, Gobernador del motor económico de Sudáfrica, la Provincia de Gauteng, formaron su propio partido político, COPE (Congress of the People). Acostumbrados a recibir casi el 70% de los votos, el CNA, alarmado, en la persona de Zuma, está haciendo apariciones públicas por todo el territorio nacional, y allí canta y baila delante de miles de seguidores, prometiendo lo que ya habían prometido y no cumplido desde 1994 y dando la impresión de ser uno de ellos, que sin duda lo es. Lo importante ahora es que COPE va a recibir votos que antes hubieran ido al CNA. Unidos a los que el partido de la oposición oficial, Alianza Democrática (DA), que en 2004 ganó el 13% de los votos, y a los del tercer partido más importante, IFP (Inkhata Freedom Party) con el 7%, se confía pondrán fin al poder absoluto abusado por el CNA durante 14 aňos.
Los dirigentes de todos los partidos políticos piden diariamente calma y tolerancia de sus seguidores y aunque ha habido un par de casos de violencia, la Comisión Electoral está satisfecha de que las elecciones van a ser libres de violencia y de intimidación. A pesar de que no existe la condición previa de la democracia, es decir, la educación política del individuo, por lo menos vamos a disfrutar de la ausencia de la fuerza de la mayoría contra la minoría.
La pregunta que está en la mente de todos aquellos que no votan CNA es: ¿Quién va a dirigir este país cuando Zuma sea Presidente? Sin sus conexiones políticas forjadas durante sus aňos de guerrillero, Zuma sería hoy, como máximo, un funcionario público ganando el sueldo mínimo obligatorio. Los que le han puesto en esta posición son socialistas y comunistas, lo cual podría ser bueno para el país si su intención fuera crear un gobierno del pueblo para el pueblo.
Mariano Castrillón | Johannesburgo (Zimbabwe)
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