4 de juny 2008

Llegenda guaraní


Espíritus de la oscuridad. En los departamentos del Chaco boliviano un grupo de unas 100 familias o logias se han apropiado de las tierras y las riquezas naturales que ésta ofrece. Llegados en los años 80 de la entonces Yugoslavia, Líbano o Alemania hoy poseen gigantescos latifundios (en promedio una familia de terratenientes posee un cuarto de millón de hectáreas de tierra fértil, en tanto que una familia campesina apenas se beneficia de una hectárea con poca capacidad productiva), son dueños de los grandes agronegocios, controlan los medios de comunicación y han alcanzado el control político departamental. Pretenden a toda costa detener la aplicación de las leyes agrarias por parte del gobierno boliviano de Evo Morales. Por eso cuestionaron la capitalidad de La Paz, obstaculizaron el proceso de la Asamblea Constituyente, han retenido la comercialización de alimentos y ahora esgrimen un discurso de identidad en favor de las autonomías de la región. Todo por el control de la tierra. La tierra es suya, la fertilidad de la tierra es su negocio, los bosques, el gas, el petróleo, los minerales. Esa es su creencia.

Destello en el cielo. La ejecución de las leyes agrarias por parte del gobierno empieza con el saneamiento de las tierras, es decir un proceso de inspección de las estancias, demarcación correcta de sus extensiones, corroboración de la titularidad del propietario y analizar si las tierras están en producción, es decir, si cumplen una función económica social. A partir de aquí podrían darse situaciones que llevaran a la redistribución de tierras. Los terratenientes están impidiendo con la violencia el saneamiento de sus parcelas por parte de funcionarios del Ministerio de Tierras, temerosos de perder sus posesiones y de que se revele la existencia de más de 7 mil guaraníes esclavizados en sus haciendas del Chaco. Sin acceso a una tierra que cultivar, muchos jóvenes guaraníes son captados por los hacendados como mano de obra. Las largas jornadas de trabajo de 12 y 13 horas son insuficientes para compensar lo que el patrón les entrega a cambio –alojamiento, un plato de comida y ropa usada– endeudándose con su propio explotador de forma indefinida. Quedan cautivos por deudas. Sus hijos e hijas nacen cautivos y mueren cautivos sin salir de la hacienda, acatando al patrón, como una propiedad más. Estos hechos los están dando a conocer varias ONG, el Programa Pueblos Indígenas y Empoderamiento del Ministerio de Justicia y el Relator de las Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas.

El dios Colibrí. En los principios del mundo los espíritus de la oscuridad abusaban mucho de los guaraníes, asesinaban a los hombres y robaban a las mujeres. En una pequeña aldea vivía una muchacha llamada Araverá (Destello en el cielo) que huyó de su esclavitud volando del pico de su nuevo esposo, el dios Colibrí. Araverá logró esconderse en el interior del palo borracho, un árbol como embarazado, donde tuvo a su hijo, un ser libre. Su madre se quedó en la barriga del palo borracho hasta hoy. De vez en cuando sale convertida en una hermosa flor para que los colibríes vengan a disfrutar de su néctar. Leyenda Guaraní.



Gustavo Duch Guillot

Director de Veterinarios sin Fronteras